viernes, 11 de octubre de 2013

Esperanza (Stanisław Lem)

El secular finis vitae sed non amoris es una mentira. Una mentira inútil y hasta tonta. ¿Resignarse entonces a la idea de ser un reloj que mide el transcurso del tiempo, ya descompuesto, ya reparado, y cuyo mecanismo tan pronto como el constructor lo pone en marcha, engendra desesperación y amor? ¿Resignarse a la idea de que en todos los hombres reviven antiguos tormentos, tanto más profundos cuanto más se repiten, volviéndose cada vez más cómicos? Que la existencia humana se repita, bien, ¿pero que se repita como una canción trillada, como el disco que un borracho toca una y otra vez echando monedas en una ranura?
Ese coloso fluido había causado la muerte de centenares de hombres. Toda la especie humana había intentado en vano durante años tener al menos la sombra de una relación con ese océano, que ahora me sostenía como si yo fuese una simple partícula de polvo. No, no creía que la tragedia de dos seres humanos pudiera conmoverlo. Sin embargo, todas aquellas actividades tenían cierto propósito…
A decir verdad, yo no estaba absolutamente seguro: pero tal vez sólo imaginaría. ¿Entonces tenía que seguir viviendo aquí, entre los muebles, las cosas que los dos habíamos tocado, en el aire que ella había respirado una vez? ¿En nombre de qué? ¿Esperando que ella volviera? Yo no tenía ninguna esperanza, y sin embargo vivía de esperanzas; desde que ella había desaparecido, no me quedaba otra cosa. No sabía qué descubrimiento, qué burlas, qué torturas me aguardaban aún. No sabía nada, y me empecinaba en creer que el tiempo de los milagros crueles no había terminado.


Esperanza (Stanisław Lem)_______________________________________________________________________

Solaris
Stanisław Lem (Lwów (Polonia), 12 de septiembre de 1921 - Cracovia (Polonia), 27 de marzo de 2006)

Ediciones Minotauro, 2003


La novela comienza con la llegada de Kris Kelvin a la Estación Solaris, suspendida en el aire a cuatrocientos metros sobre el océano, para unirse a los trabajos de investigación que allí se realizan. Pero nada más llegar ya tiene sorpresas. Se encuentra con que de los tres ocupantes de la estación uno está muerto, otro consumido por el miedo y el tercero encerrado en un laboratorio y aislado del resto de la estación, posiblemente loco. Y en medio de ese desconcierto Kelvin se tropieza con otras personas, antes reales pero ahora recreaciones fantasmales enviadas por Solaris y extraídas de los recuerdos de los miembros de la estación, y entre ellas está su mujer muerta años atrás. Lo más extraño y lo más inquietante es que no se trata de fantasmas inmateriales, sino de auténticas personas de carne y hueso que ignoran su condición de recreaciones, sienten y piensan como sus originales y, a todos los efectos, son los originales.
¿Qué es Solaris, la novela? Tampoco es fácil intentar catalogar la novela. Podríamos decir que es una novela de primer contacto ya que nos encontramos ante un ente alienígena, pero no creo que ésta sea la mejor definición, ya que no se produce ningún contacto ni ninguna comunicación, y ni siquiera se sabe con certeza qué es Solaris. Lo más importante de la novela no es el misterioso Solaris, a pesar de ser el eje en torno al cual gira el libro, lo más importante es el hombre, sus emociones, sus sentimientos, sus anhelos, sus secretos, sus errores, sus angustias o sus temores. Es casi un tratado de psicología a la vez que un estudio del papel del hombre en el universo.
Andrés Berdasco Blanco [www.ciencia-ficcion.com/opinion]

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