miércoles, 25 de diciembre de 2013

Muletas (Hermann Broch)

Pero él reconocía que era pura casualidad el que las sumas de las columnas concordaran, y por eso se consideraba con derecho a observar lo terrenal desde un peldaño superior, como desde un castillo iluminado que se elevase por encima del llano, encerrado en sí mismo frente al mundo y, no obstante, abierto a él, reflejando su imagen, y a veces parecía como si todo lo dicho, lo hecho, lo hablado y sucedido no fueran más que una escena representada en un escenario mal iluminado, una representación que se olvida y que nunca ha tenido lugar, algo que ha existido, algo a lo que nadie puede agarrarse sin aumentar el sufrimiento terrenal. La plenitud, por tanto, jamás tiene lugar en lo real, pero el camino del anhelo y de la libertad es infinito y nunca podrá ser hollado, es estrecho y tortuoso como el del sonámbulo, aunque se trate del camino que conduce a los brazos abiertos de la patria y a su pecho viviente. Así pues Esch se sentía un extraño en su amor, y, en cambio, estaba más unido a lo terrenal que antes; nada tenía importancia y en realidad todo permanecía al margen de lo terrenal aunque, para ser fiel a la justicia, todavía quedaba mucho que hacer en favor de Ilona. Hablaba con mamá Hentjen de la América libre, de la venta de la taberna y de la boda, como se habla a un niño al que se deja gustosamente que haga su voluntad; a veces la podía llamar de nuevo Gertrud, pese a que ella, en aquellas noches en que él se sumergía dentro de ella, se le aparecía sin nombre. Caminaban de la mano, cada cual por su camino, distinto y sin fin. Cuando se hubieron casado y hubieron malvendido la taberna a un precio excesivamente bajo, estos hechos fueron como etapas en el camino del símbolo, etapas, no obstante, en el camino del acercamiento a lo elevado y eterno, algo que, de no ser Esch un librepensador, incluso habría podido llamar divino. Pero él sabía que, a pesar de todo, todos nosotros, en la tierra, debemos seguir nuestra senda apoyados en muletas.


Muletas (Hermann Broch)____________________________________________________________________________

Esch o la anarquía
Hermann Broch (Viena, 1 de noviembre de 1886 - New Haven (USA) 30 de mayo de 1951)

Editorial Lumen, 1977


Segunda novela de la trilogía Los sonámbulos, obra capital de la literatura europea del siglo XX que Hermann Broch escribió entre 1931 y 1932, Esch o la anarquía es la historia de un empleado de comercio dominado por la idea de emigrar a América, símbolo de libertad y redención. Impulsado por un ansia de expiación y sacrificio que borre las injusticias del pasado, su historia muestra que el hombre que quiere el bien y la justicia persigue lo absoluto y que esta búsqueda de la plenitud en lo real no es más que un sueño irrealizable.

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