miércoles, 22 de enero de 2014

Tierra (Jefe Seattle)

El Gran Jefe Blanco de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras. Pero, ¿cómo es posible comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Nosotros no comprendemos esta idea. Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del reflejo del agua, ¿cómo podréis comprarlos? El Gran Jefe Blanco de Washington nos envía también palabras de amistad y de buena voluntad. Esto es muy amable por su parte, pues sabemos que él no necesita de nuestra amistad. Sin embargo nosotros meditaremos su oferta, pues sabemos que si no vendemos vendrán seguramente hombres blancos armados y nos quitarán nuestras tierras.
Nosotros tomaremos una decisión. El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en lo que diga el Jefe Seatlle, con tanta seguridad como en el transcurrir de las estaciones del año. Mis palabras son como las estrellas, que nunca tienen ocaso.
Cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante aguja de pino, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío de los sombríos bosques, cada calvero, el zumbido de cada insecto... son sagrados en memoria y experiencia de mi pueblo. La savia que asciende por los árboles lleva consigo el recuerdo de los pieles rojas.


Tierra (Jefe Seattle)____________________________________________________________________________

Carta  del Jefe Seatlle al Gran Jefe Blanco de Washington
Jefe Seattle (Sealth, Seathl o See-ahth) (Blake Island, Washington, 1786 - reserva Suquamish de Port Madison, 7 de junio de 1866) 

José J. de Olañeta Editor, 1993


Sucedió en 1854. El decimocuarto presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, de tendencia esclavista y expansionista, envió una carta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste que hoy forman el estado de Washington. La respuesta del jefe indio no se hizo esperar. Ese mismo año dio un discurso dirigido al gobernador territorial Isaac I. Stevens, conocido hoy como la Respuesta del jefe Seattle.
El mensaje que el jefe indio Seattle dirigió al presidente de los Estados Unidos en 1855 expone una filosofía de la Naturaleza que sintoniza singularmente con las preocupaciones ecologistas del mundo de hoy.

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