lunes, 28 de abril de 2014

Paquete (Alan Watts)

Según todas las apariencias externas, la vida es una chispa luminosa entre dos oscuridades eternas. Tampoco el intervalo entre esas dos noches es un día sin nubarrones, pues cuanto más capaces somos de experimentar placer, tanto más vulnerables somos al dolor y, ya sea en segundo término o en primer plano, el dolor siempre nos acompaña. Nos hemos convencido de que la existencia vale la pena por la creencia de que hay algo más que las apariencias externas, que vivimos para un futuro más allá de la vida presente, puesto que el aspecto exterior no parece tener sentido. Si vivir es acabar con dolor, falta de integridad y el regreso a la nada, parece una experiencia cruel y fútil para unos seres que han nacido con la capacidad de razonar, abrigar esperanzas, crear y amar. El hombre, ser juicioso, quiere que su vida tenga sentido, y le cuesta trabajo creer que lo tiene a menos que exista un orden eterno y una vida eterna tras la experiencias incierta y momentánea de la vida mortal.
Quizá no se me perdone que presente temas serios con una disposición frívola, pero el problema de encontrar sentido al caos aparente de la experiencia me recuerda mi deseo infantil de enviar a alguien un paquete de agua por correo. El destinatario quita el cordel y desencadena un pequeño diluvio sobre su regazo. Pero el juego nunca sería efectivo, dado que es irritantemente imposible envolver y atar medio litro de agua en un paquete de papel. Hay tipos de papel que no se deshacen cuando están húmedos, pero el problema estriba en lograr que el agua adopte una forma manejable y en atar el cordel sin que el bulto reviente.


Paquete (Alan Watts)____________________________________________________________________________

La sabiduría de la inseguridad 
Alan Watts (Chislehurst, Londres, 6 de enero de 1915 - Mount Tamalpais, California, 16 de noviembre de 1973)

Editorial Kairós, 1987


Este libro significa una inversión radical del pensamiento ordinario sobre la búsqueda de la seguridad. El autor plantea la pregunta: ¿cómo vivir en un mundo de inseguridad? ¿en un mundo privado del consuelo de las tradicionales creencias religiosas? Y la respuesta la encuentra en la ley de la retrocesión: los seres humanos sufren y perecen debido a los esfuerzos mismos que hacen por no sufrir y por no perecer. Ya lo expuso Lao-tzé, el viejo maestro del pensamiento paradójico. «Quienes se justifican, no convencen». «Para conocer la verdad hay que liberarse del conocimiento». «Nada más poderoso que el vacío». No es una filosofía del nihilismo sino al contrario: es una llamada a vivir el presente sin la ansiedad generada por el espejismo del tiempo y de la historia. Es una filosofía, evidentemente taoista, que enseña que la salvación comienza cuando uno asume no hay "salvación", y que la seguridad surge cuando uno asume su más radical inseguridad. Escrito en estilo lúcido y ameno, este libro de Alan Watts posee inagotable actualidad en nuestra época de incertidumbre y crisis.

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