viernes, 19 de junio de 2015

Anclaje (Lorenzo Oliván)

si trabajamos sólo con el aire,
si en nuestro arte pesan por encima de todo los silencios,
si dibujamos sombras
que no son la exclusiva proyección de nosotros,
pues son de cualquier hombre y no nos pertenecen,

tendremos que llegar al hueso de las cosas,
al eje de las cosas,
al nudo de las cosas,
como un anclaje férreo
en el mundo, y el ser, y el ser del mundo,

para que lo sutil y lo huidizo de la poesía
no nos arrastre
a la inexistencia,
vueltos fantasmas de nosotros mismos.


Anclaje (Lorenzo Oliván)

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Nocturno casi
Lorenzo Oliván (Castro Urdiales, Cantabria, 1968)

Tusquets Editores, 2014

«Magnética, la noche nos acerca a cuanto oculta, enseña sus indicios», dicen unos versos de este libro. Esos indicios son los mimbres con los que se tejen los poemas de Nocturno casi. La mirada indagadora de Lorenzo Oliván, el «ojo que piensa» al que el propio poeta se ha referido a menudo y que tanto define y singulariza su voz, propone una aventura de conocimiento hecha de iluminaciones en la sombra, renueva imágenes y símbolos, se adentra en las perplejidades de lo real y nos abre la trastienda, el reverso de algunas experiencias que sólo la poesía intenta nombrar.
Dividido en tres partes, «Ardua trama», «Tocar extremos» y «Visión nocturna», el libro explora esos enigmas con una pulsión metafísica que nace de sutilizar la percepción, los sentidos, y lo hace con una clara apuesta vitalista que oscila entre lo celebrativo y la tensión existencial. Así, en la serie que con gran coherencia han establecido Puntos de fuga y El libro de los elementos, sus libros anteriores, este Nocturno casi culmina la trayectoria del autor y se nos presenta como su obra más madura y personal, más abierta y variada de registros, más misteriosa y honda.

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