jueves, 22 de octubre de 2015

Serenidad (André Van Lysebeth)

Es evidente que no logrará de inmediato que sus meditaciones sean perfectas. Surgirán distracciones en su mente. No se preocupe. En este dominio, como en el yoga físico, la perseverancia es lo que asegura el éxito. Si su mente vagabundea durante su meditación, condúzcala gentilmente al lugar donde quiere que se mantenga. No se sorprenda de esas distracciones: sólo los yoguis pueden permanecer concentrados durante largos minutos sin distraerse. Sin embargo, desde los primeros ensayos obtendrá beneficios en forma de aumento de calma durante todo el día, de un comienzo de paz. Hay que practicar con indiferencia respecto a los resultados: los cosechará a su tiempo.
La calidad de las meditaciones varía mucho de un día a otro: es normal. La práctica es lo único que cuenta: "una onza de práctica vale más que toneladas de teoría". Se sentirá progresivamente penetrado de serenidad y comprenderá las siguientes frases de Nietzche:
La serenidad es el fundamento de cualquier acción eficaz, el fundamento de la felicidad.
Esta serenidad es lo propio del hombre en quien el "yo" ha cedido su lugar al "sí-mismo". La ansiedad es la suerte de los que no conocen sino su pequeño "yo", débil y limitado, presa del mundo cruel exterior, desarmado ante las catástrofes y las dificultades, presa de las preocupaciones. La serenidad la posee quien ha comprendido que "Instrumentos y juguetes son el sentido y el espíritu: tras ellos se encuentra todavía el sí-mismo. El sí-mismo busca también con los ojos de los sentidos, escucha también con los oídos del espíritu. El sí-mismo escucha siempre y busca siempre: compara, subyuga, conquista, destruye. El sí-mismo domina y es el dominador también del yo.
Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano mío, se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido, llámase sí-mismo. En tu cuerpo habita, es tu cuerpo
." 
(Así hablaba Zaratrustra. Friedrich Nietzsche)


Serenidad (André Van Lysebeth)

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Perfecciono mi yoga 
André Van Lysebeth (Perpiñán (Francia), 11 de octubre de 1919 - 28 de enero de 2004)

Ediciones Urano, 2009


Uno de los títulos de referencia para los practicantes de este delicado arte, firmado por el autor de "Aprendo yoga", el gran impulsor de sus técnicas milenarias en occidente. Con la precisión y claridad características de sus obras, el maestro Van Lysebeth invita a los lectores a incorporar a su sesión diaria las prácticas de yoga más avanzadas, incluidas la técnica secreta del Kaya-Kalpa, para rejuvenecer el cuerpo, y la meditación yóguica. Para Van Lysebeth, perfeccionar el yoga no consiste en complicarlo sino en hacerlo más eficaz, útil y beneficioso. Este clásico de nuestro tiempo permitirá a cualquier persona, en su propia casa y con toda comodidad, recuperar el equilibrio físico, psíquico y espiritual mediante destrezas reservadas hasta hace poco para los grandes maestros. Una obra capital, que ha ganado en importancia conforme la práctica del yoga se ha ido extendiendo.

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